En este recorrido propuesto la obra se cuenta sencillamente y sin exabruptos.
La actuación está puesta en primer plano, donde el humor traza la forma de construir los lazos y la mecánica de producir teatralidad. Todo lo que sucede está contenido en ésos cuerpos, en ésos gestos y actitudes mínimas. Puede verse cierto corrimiento del naturalismo hacia un expresionismo menos irreal. La poética de las palabras y de los cuerpos responden a necesidades orgánicas de los actores y a la forma en que encaramos el trabajo, partiendo de una minuciosa lectura de CUENTOS DE LA SELVA de Horacio Quiroga, tomando de allí las ideas de esos mundos y personajes y dejándolos fluir a través de la improvisación, dejando abierto en el producto final cierto margen para la creación espontánea del actor en el aquí y ahora.