En LA MANCHADA la búsqueda está orientada hacia ese pequeño núcleo familiar y a sus consecuentes vínculos y conflictos. 
En nuestro trabajo tiene lugar la pelea de dos hermanos (con sus respectivas mujeres) por quedarse con una herencia que ambos creen merecer y de la cual buscan deshacerse por viejas historias que tarde o temprano saldrán a la luz. 
Hombres y mujeres comunes, a simple vista, pero que, como todos, no podrán esconder sus debilidades y miserias. Son capaces de hacer cualquier cosa por conseguir "algo" que ni siquiera les pertenece, "algo" que no es más que las ruina de un tiempo mejor: un campo sembrado y productivo, vacas pastando, trabajo y herramientas. Nos remite, sin dudas a un país que se nos parece a una historia de la cual nos avergonzamos. En medio de esta familia irrumpe un arquitecto con afanes de genio, pero que no es más que un esclavo de los números, de su brutalidad y de su avaricia. 
La tierra se presenta corporizada en unos seres extraños con apellido y nombre: Los Pereyra, ¿verdaderos dueños del campo? La respuesta no se hará esperar y el final, se sabe, será propio de estos seres mezquinos e individualistas.